Estuvo en los toros el 15 de agosto. En Illumbe, viendo desde el tendido 9 a Pablo Hermoso de Mendoza, a El Juli y a Gallo. Estuvo en las regatas del domingo pasado. Desde la terraza del Orly. Se diría que el sueño de todo emigrante se hubiera hecho realidad. Parece, pero también está la cara oculta. Said regateó en El Estrecho. En patera. Hoy duerme en la calle. Pero va al taller de soldadura. En Errenteria.
- Ayer no dormiste en el centro de acogida, ¿verdad?
- No. Dormí bajo un puente.
- ¿Por qué?
- Se oyen cosas.
- ¿Qué cosas?
- Que los policías vendrán por la noche, nos pondrán eso, las...
- ¿Esposas?
- Sí creo. Nos atarán las manos y nos expulsarán. Eso dicen. Algunos ya se están abriendo.
- ¿Hacia dónde?
- Cantabria, Asturias...
- Tú no te echas al monte. No al menos por ahora. Sigues yendo al taller de soldadura.
- Soy buen soldador. Estoy aprendiendo mucho. Tengo amigos. Buenos maestros. Compañeros con los que vivir a gusto. Algunos son pequeños y yo les ayudo. Otros acaban de llegar y hay que enseñarles lo que tú sabes ya.
- A uno de esos amigos le ofreciste tus apuntes de las clases de alfabetización...
- Me recuerdo, sí. No me los quería coger. Tenía miedo de que se los robasen y no pudiera devolvérmelos.
- Tu reflexión al respecto fue la adecuada...
- Le dije lo que cualquiera de vosotros le habríais dicho: nadie roba apuntes. Si fuera una chupa, vale, sería peligroso. Pero unos apuntes...
- Eres tipo duro. El primer día de las clases de castellano dijiste que te parecía todo muy bien pero...
- No es ser tipo duro. Me metieron en clase de lectura y yo lo que quería era comida. Llevaba tres días sin comer. Me quejé.
- Te llevaron a unos de los chiringos de Garbera. Cuentan que no comiste más que lo que necesitabas. Algunos dijeron que eso era prueba de elegancia moral.
- No entiendo eso de elegancia moral. Sólo sé que no puedes aprovecharte de quienes te ayudan. Por lo mismo que debes hacerte fuerte ante quienes te maltratan. Tú representas el porvenir de tu gente allá abajo. No puedes fallarles.
- Eres de Er Raichida. Fue paso obligado de las caravanas de sal y oro, base de la Legión Extranjera. El desierto no está lejos. Tampoco los valles de Oeud Ziz..
- Entre dunas y oasis, sí. Mi padre tiene caballos. Uno de trabajo. Otro para correr. Pero en nuestra casa sólo hay una habitación.
- 'Hay' no, 'había'. Gracias al dinero que envías, cada uno de tus hermanos tiene un cuarto. Y tus padres, habitación de matrimonio.
- Todo eso lo hicimos con el dinero que conseguí trabajando en el cardo en Navarra. Claro que también recogí brócoli. Y lechugas.
- Tu madre quiere que vuelvas.
- Pero yo no quiero ir allá sin papeles. Sin permiso de residencia. Sin nada. Claro que les echo en falta pero si voy a verles ahora, la única manera de regresar es en patera. Además, necesito ganar más dinero. Y aquí puedo hacerlo. En Navarra sacabas 50 euros por un día de trabajo. Allá, con suerte, llegabas sólo a 13.
- Viniste en patera, ¿cierto? Iba a cogerla tu hermano pero se echó para atrás. El pasaje estaba pagado. Corriste y te metiste tú.
- De día, el mar no daba miedo. Si te digo la verdad, parecía que estabas de vacaciones. Veías barcos, el sol te calentaba... Pero siempre llegaba la noche. Y la noche es muy oscura. Da miedo. El agua se volvía negra. Llegamos a Almería. Me secuestraron.
- ¿Pero quién puede secuestrar a alguien que llega en patera?
- Una familia de marroquíes que pidieron dinero a mi padre para dejarme libre. Escapé hacia Murcia. Me vine para Navarra. Luego aquí. Al principio, San Sebastián, Gipuzkoa, eran sitios buenos, tranquilos. Empiezan a endurecerse. Yo ya no recomiendo a ninguno de los míos que se suban aquí.
- A veces ¿no tienes pensamientos del crío de 16 años que eres ¿No piensas en tu familia, no sueñas con tus lugares y amigos?
- Muchas veces pero nuestro pensamiento único, desde que embarcamos hasta ahora mismo es conseguir papeles, residencia, trabajo. ¿Volver? No puedes. No debes. Tu familia depende tí. Sientes esa fuerza y esa presión. Pero cuando te pegan, cuando sacan la porra, lloras. Y si no quieres llorar ni que te vean hacerlo, tomas pegamento.
- ¿Esnifamos cola?
- ¿No tomáis acaso vosotros pastillas para dormir, para relajaros, para adelgazar? Nosotros nos consolamos con lo más barato. El pegamento vale 3 euros 50 en los chinos y 5 en droguerías. Pero yo no he venido hasta aquí para morir yonqui y no voy a morirme. Quiero ser soldador.
- O torero. Hay un novillero de origen marroquí que ha traído el desparpajo a la Fiesta. Medhi Savalli se llama. Has estado en Illumbe. ¿Qué sentiste?
- Que la vida es un lío. Un día te haces sangre tú mismo para evitar que te den una paliza y al tiempo estás en la plaza, en la fiesta. Me gustó el juego con el toro. Era muy fuerte.
- Viste las regatas. ¿Qué pensaste?
- Lo lógico, ¿no? Algunos atravesamos el mar para seguir vivos. Vosotros remáis por la gloria.
diariovasco
- Ayer no dormiste en el centro de acogida, ¿verdad?
- No. Dormí bajo un puente.
- ¿Por qué?
- Se oyen cosas.
- ¿Qué cosas?
- Que los policías vendrán por la noche, nos pondrán eso, las...
- ¿Esposas?
- Sí creo. Nos atarán las manos y nos expulsarán. Eso dicen. Algunos ya se están abriendo.
- ¿Hacia dónde?
- Cantabria, Asturias...
- Tú no te echas al monte. No al menos por ahora. Sigues yendo al taller de soldadura.
- Soy buen soldador. Estoy aprendiendo mucho. Tengo amigos. Buenos maestros. Compañeros con los que vivir a gusto. Algunos son pequeños y yo les ayudo. Otros acaban de llegar y hay que enseñarles lo que tú sabes ya.
- A uno de esos amigos le ofreciste tus apuntes de las clases de alfabetización...
- Me recuerdo, sí. No me los quería coger. Tenía miedo de que se los robasen y no pudiera devolvérmelos.
- Tu reflexión al respecto fue la adecuada...
- Le dije lo que cualquiera de vosotros le habríais dicho: nadie roba apuntes. Si fuera una chupa, vale, sería peligroso. Pero unos apuntes...
- Eres tipo duro. El primer día de las clases de castellano dijiste que te parecía todo muy bien pero...
- No es ser tipo duro. Me metieron en clase de lectura y yo lo que quería era comida. Llevaba tres días sin comer. Me quejé.
- Te llevaron a unos de los chiringos de Garbera. Cuentan que no comiste más que lo que necesitabas. Algunos dijeron que eso era prueba de elegancia moral.
- No entiendo eso de elegancia moral. Sólo sé que no puedes aprovecharte de quienes te ayudan. Por lo mismo que debes hacerte fuerte ante quienes te maltratan. Tú representas el porvenir de tu gente allá abajo. No puedes fallarles.
- Eres de Er Raichida. Fue paso obligado de las caravanas de sal y oro, base de la Legión Extranjera. El desierto no está lejos. Tampoco los valles de Oeud Ziz..
- Entre dunas y oasis, sí. Mi padre tiene caballos. Uno de trabajo. Otro para correr. Pero en nuestra casa sólo hay una habitación.
- 'Hay' no, 'había'. Gracias al dinero que envías, cada uno de tus hermanos tiene un cuarto. Y tus padres, habitación de matrimonio.
- Todo eso lo hicimos con el dinero que conseguí trabajando en el cardo en Navarra. Claro que también recogí brócoli. Y lechugas.
- Tu madre quiere que vuelvas.
- Pero yo no quiero ir allá sin papeles. Sin permiso de residencia. Sin nada. Claro que les echo en falta pero si voy a verles ahora, la única manera de regresar es en patera. Además, necesito ganar más dinero. Y aquí puedo hacerlo. En Navarra sacabas 50 euros por un día de trabajo. Allá, con suerte, llegabas sólo a 13.
- Viniste en patera, ¿cierto? Iba a cogerla tu hermano pero se echó para atrás. El pasaje estaba pagado. Corriste y te metiste tú.
- De día, el mar no daba miedo. Si te digo la verdad, parecía que estabas de vacaciones. Veías barcos, el sol te calentaba... Pero siempre llegaba la noche. Y la noche es muy oscura. Da miedo. El agua se volvía negra. Llegamos a Almería. Me secuestraron.
- ¿Pero quién puede secuestrar a alguien que llega en patera?
- Una familia de marroquíes que pidieron dinero a mi padre para dejarme libre. Escapé hacia Murcia. Me vine para Navarra. Luego aquí. Al principio, San Sebastián, Gipuzkoa, eran sitios buenos, tranquilos. Empiezan a endurecerse. Yo ya no recomiendo a ninguno de los míos que se suban aquí.
- A veces ¿no tienes pensamientos del crío de 16 años que eres ¿No piensas en tu familia, no sueñas con tus lugares y amigos?
- Muchas veces pero nuestro pensamiento único, desde que embarcamos hasta ahora mismo es conseguir papeles, residencia, trabajo. ¿Volver? No puedes. No debes. Tu familia depende tí. Sientes esa fuerza y esa presión. Pero cuando te pegan, cuando sacan la porra, lloras. Y si no quieres llorar ni que te vean hacerlo, tomas pegamento.
- ¿Esnifamos cola?
- ¿No tomáis acaso vosotros pastillas para dormir, para relajaros, para adelgazar? Nosotros nos consolamos con lo más barato. El pegamento vale 3 euros 50 en los chinos y 5 en droguerías. Pero yo no he venido hasta aquí para morir yonqui y no voy a morirme. Quiero ser soldador.
- O torero. Hay un novillero de origen marroquí que ha traído el desparpajo a la Fiesta. Medhi Savalli se llama. Has estado en Illumbe. ¿Qué sentiste?
- Que la vida es un lío. Un día te haces sangre tú mismo para evitar que te den una paliza y al tiempo estás en la plaza, en la fiesta. Me gustó el juego con el toro. Era muy fuerte.
- Viste las regatas. ¿Qué pensaste?
- Lo lógico, ¿no? Algunos atravesamos el mar para seguir vivos. Vosotros remáis por la gloria.
diariovasco
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